LUISGI BRUSA

Loïc-Luigi Brusa, nacido en Francia, tiene 46 años y es arqueólogo de formación. No obstante, la música y el canto han sido una constante en su vida. Desde temprana edad participó activamente en el Ópera de Lyon (L-Y-O-N), de los 12 años a los 21 años institución que marcó profundamente su desarrollo artístico. También en el coro de Savoie y miembro activo des nuits Romantique d Aix les bains. Recibió formación de canto con Montserrat de Figueroa.

Su carrera vocal comenzó en el registro de contratenor, una etapa que le permitió explorar las sutilezas de la voz y los matices expresivos del repertorio lírico. Con los años, la disciplina, la experiencia y el trabajo constante lo llevaron a transformarse en tenor, una evolución que consolidó su versatilidad y presencia escénica.
Brusa ha participado a importantes obras del repertorio operístico, entre ellas La bella Helena de Offenbach, I Lombardi alla prima crociata de Verdi y Nabucco de Verdi. Cada uno de estos papeles ha representado un peldaño significativo en su camino como intérprete, reforzando su identidad artística y su pasión por el escenario.
Su relación con Ecuador se remonta a más de veinte años atrás, cuando llegó por primera vez y descubrió en este país un nuevo horizonte cultural y humano. Desde hace dos años reside nuevamente en tierras ecuatorianas, donde dirige junto a La gran Maestra Tania Vasco el coro de la Academia Musical Fortepiano, un espacio de formación y creación que busca transmitir la pasión por la música a nuevas generaciones.
Más allá de su labor artística, Loïc-Luigi Brusa se describe como un hombre sociable, alegre y generoso, que encuentra en la música una forma de entrega y conexión con los demás. Fiel a su espíritu libre, se define a sí mismo como “una persona condenada a la libertad”, una convicción que guía tanto su vida personal como su camino artístico.